La pesca del Black Bass está popularmente asociada a una práctica basada mayoritariamente en las capas superficiales de la masa acuática, a pocos metros de profundidad, no hay nada de incierto en esto. La mayoría de señuelos están destinados para estas circunstancias, es decir para pescar en rangos de cero hasta cuatro o cinco metros de profundidad. Los artificiales para estos posicionamientos tienen el denominador común en un diseño para ser eficientes dentro de una presentación horizontal, es decir señuelos que lanzaremos a distancia nuestra y recogeremos de manera que transite horizontalmente en busca del objetivo de la picada, como topwaters, spinners, jerkbaits, crankbaits, etc..; y vinilos y jigs en todas sus derivaciones para pescar de manera tradicional. La ecuación en estos casos mantiene los parámetros clásicos de la pesca del bass que todos conocemos, y me atrevería a decir que el 95% de nuestro material está destinado para estas circunstancias. Pero nuestro pez posee la magia justa para desquiciarnos y poner a prueba nuestra astucia y habilidad para dar con ellos cuando cambian sus posiciones habituales y se suspenden a profundidades a partir de 5 metros.

A dichas profundidades la efectividad de los señuelos horizontales van perdiendo eficacia, ya que éstos permanecen por un corto espacio de tiempo en la “strike zone” y sus prestaciones son para atraer al bass en las capas mas superficiales. Será el momento de remover nuestro “chip” y configurarnos para intentarlo con una presentación antagónica a la clásica: la pesca vertical.

Por lo tanto profundizaremos en las técnicas a utilizar cuando la posición de los basses nos obliga a una presentación vertical de los señuelos. Ya sea por la climatología o hábitos de alimentación los peces a menudo se alejan de los estándares de ubicación y se suspenden a medias aguas o cerca del fondo a profundidades que complican la eficacia de nuestras técnicas y artificiales más habituales. Son posicionamientos clásicos con temperaturas extremas, tanto a bajas como altas, el bass buscará su refugio térmico adaptando su metabolismo y alimentación cuando la temperatura en las capas superficiales no cumple sus preferencias. Por todos estos factores estaremos ante un gran reto, sin duda la pesca que presenta mayor dificultad para pescar basses, pero no por ello imposible.
Técnicas como el drop shot, wacky, pesca vertical con lipless y las técnicas dropping cover y sus derivaciones flipping, pitching con jigs y vinilos, son técnicas de presentación vertical pero para usar en estratos de agua mas convencionales.
En este caso se trata de la pesca vertical más radical y a su vez más desconocida. La que realizaremos dejando literalmente sumergir el señuelo a nuestros pies, a veces hasta profundidades donde cuesta imaginar que pueda habitar un bass, incluso superiores a 20 metros, se trata de lo que se denomina en el argot como jigging o pesca vertical extrema aplicable al bassfishing.
El Jigging es una de las técnicas de pesca más antiguas, con origen histórico en la Polinesia y Japón hace cientos de años. Popularmente conocida en agua salada, y en los EEUU muy empleada en agua dulce para el bass y otras especies. La acción jigging consiste básicamente en dejar caer, como he dicho anteriormente, el señuelo prácticamente a nuestros pies, dejarlo profundizar hasta donde se encuentran los peces y con un movimiento leve y sincronizado de la caña impartir movimientos verticales del señuelo, prácticamente en las narices de los peces para tentar su apetito imitando en la mayoría de los casos un pececillo en apuros.
Clave: localización
Tanto en invierno como inmersos en las altas temperaturas estivales, el bass tenderá a establecerse en aguas más profundas, migrando a través de los canales de los arroyos en busca de termoclimas donde tendrá más posibilidades de disponer la despensa llena a modo de bancos de peces pasto u otros alimentos que al igual estacionarán acomodándose en sus temperaturas más idóneas. Los basses utilizan estos canales como carreteras hacia ubicaciones más profundas y cauces de los ríos, serán posturas alejadas de las orillas y sin puntos de referencias externos lo que dificultará la localización para intentar su pesca. Islas sumergidas, áreas con descensos bruscos y cercanías de construcciones artificiales como puentes o diques son igualmente zonas típicas para poner en práctica una presentación vertical. Para realizar esta técnica debemos tener el temple necesario para invertir más tiempo de lo habitual en la localización, pues a diferencia del resto de técnicas, basaremos nuestra acción de pesca en una zona muy concreta y reducida que por norma general no será fácil de descubrir, sin embargo una vez en el lugar correcto podemos explotarlo exitosamente en forma de varias capturas en un corto espacio de tiempo. El apoyo en la electrónica será determinante, nuestra sonda se convertirá en nuestro gran aliado para poder aplicar un “bass jigging” correcto y con garantías. Además de la localización de los peces y bancos de comida, la sonda nos facilitará la lectura de profundidades, su naturaleza, estructuras, temperaturas e incluso con los modelos superiores podremos interpretar la actividad de los basses y sus reacciones a nuestros señuelos.

Aunque la pesca de basses, por increíble que parezca, puede realizarse, en momentos extremos, a más de veinte metros de profundidad, todo lo que sea pescar a más de los diez o doce presentará el hándicap de la descompresión, y podemos capturar basses que después no se recuperen y mueran, por lo que recomiendo no intentarlo a rangos más profundos. Importantísimo saber leer e interpretar correctamente nuestra sonda, una mala configuración nos confundirá, puede indicar la presencia de peces donde en realidad no los hay, confundiéndolos con materias orgánicas u otros elementos. Un consejo para una localización correcta es bajar el grado de sensibilidad, así eliminaremos las lecturas dudosas, haciendo mucho más fiable todo aquello que nos ofrezca gráficamente. Otro ajuste importante de nuestro sonar para la localización será la configuración del haz, que como la mayoría sabéis, es el cono imaginario de ultrasonidos que emite el aparato para leer todo lo que hay debajo. Éste debemos establecerlo en parámetros amplios para trabajar las zonas querenciosas. Una vez encontrado algún indicio en forma de peces o estructura, lo aconsejable es cambiar a un parámetro estrecho para confirmar que estamos literalmente encima, de lo contrario podemos estar sensiblemente separados de nuestro objetivo y errar en cuanto al control de la situación. Recordar que una sensibilidad baja también limitará la cadencia de emisión de ultrasonidos y por lo tanto contribuiremos a alertar menos a los peces.

Cuando la temperatura del agua llega a bajar de los 12 grados pueden haber peces rezagados en otras posturas mas cercanas a la superficie, pero la gran mayoría se ubicaran profundos donde permanecerán en sus cuarteles invernales. Debemos ser conscientes que pescar basses en pleno invierno es casi sinónimo de pocas o ninguna captura ya que la actividad será mínima, y el perímetro de acción de los peces será mucho más reducido. Si nos disponemos a sondear canales de arroyos profundos, una técnica efectiva de localización consistirá en una vez detectado el canal con la sonda desde nuestro barco o pato, será realizar movimientos en forma de zig-zag siguiendo el canal con el fin de localizar los posibles basses, bancos de peces pasto o estructuras cercanas. No tenemos que descartar tentar los bancos de peces pasto una vez localizados, aunque la sonda no nos identifique la presencia de ningún predador, ya que puede que no los interprete como tal o los confunda como parte del cardumen. Las boyas señalizadoras serán también un interesante recurso una vez localizada la “hot zone”, para no perder la ubicación con la deriva del barco, igualmente un motor eléctrico con opción ancla mediante gps, es la herramienta ideal para esta modalidad, así podremos despreocuparnos de mantener la posición porque él lo hará por nosotros.

Jig Head
El jigging podemos clasificarlo en dos variables: con vinilos y con cucharas o spoons. De las dos versiones la más conocida por los pescadores españoles es el jigging con vinilos montados con cabeza plomada o jig head, si bien pocos son los que lo emplean específicamente dentro de lo que podríamos denominar un jigging clásico o puro. Los más adecuados serán los swimbaits blandos, conocidos popularmente como pikies o padle tails. Éstos poseen una acción muy atractiva para la presentación vertical. Adecuando el peso al tamaño del vinilo y a la profundidad donde se encuentren los peces podremos mantenerlos en la zona caliente de manera constante y sinuosa con pequeños toques de puntera para provocar los ataques. Una vez localizados los basses con el sonar o donde creamos que pueda albergar peces nos posicionaremos literalmente encima y dejaremos sumergir el swimbait plomado. Si el bass se encuentra cercano al fondo lo dejaremos hundir hasta que el señuelo alcance el fondo y la línea se destense. Siempre atentos por que podemos obtener picadas cuando el vinilo esté descendiendo. Una vez detenido el señuelo y con la caña aproximadamente a las 8 imprimiremos movimientos de punta para que el vinilo se levante unos 30 cm. del fondo, gradualmente moveremos la caña con oscilaciones de 8 a 10, esa es la cadencia ideal para sondear y comprobar cual es la actividad de los peces. En caso de no obtener respuesta debemos cambiar a toques más sutiles para que el vinilo de saltos de 10 o 15 cm., con pasusas, pararlo por un tiempo en el fondo o incluso suspendido y quieto, a menudo así desencadenará la picada. Debemos alternar cadencias hasta dar con la acción que provoque los ataques. Las franjas horarias en agua fría intervienen de una forma más concisa en la actividad de los basses, será un factor a tener en cuenta para no desesperar una vez localizados, y aguardar el momento propicio.
En aguas abiertas y peces suspendidos será ideal montar nuestro swimbait blando con una cabeza plomada con anzuelo expuesto, y con sistema weedless o antihierba cuando el riesgo de enganche por la presencia de estructuras sea alto. En el mercado hay un sinfín de jig head con sistemas antihierbas adaptables a cualquier situación, aunque están de moda aquellos que están diseñados conjuntamente jig head + vinilo, ofreciendo una presentación mucho más natural y equilibrada.
Jigging spoon
Las cucharas jigging son artificiales muy antiguos con mucha tradición en USA
para la pesca del bass, y continúan siendo muy productivos hoy día a pesar de todas las evoluciones técnicas, y son casi sin ninguna duda los mejores señuelos para pescar basses profundos. Especialmente efectivas en aguas

extremadamente frías cuando los basses se encuentran al mínimo de sus recursos vitales, cuando apenas se mueven, se suspenden o permanecen pegados al fondo. En los torneos profesionales en épocas invernales son unos de los señuelos más utilizados en sus diversos formatos y han contribuido a victorias importantes incluso en varios torneos Bassmaster Classic. Por lo tanto contrariamente a lo que muchos piensan, las cucharas podemos considerarlas señuelos altamente productivos para el bass y para nada obsoletos. Las jigging spoon son por regla general de tamaño contenido, es decir no muy grandes, de pesos que pueden oscilar entre los 3/8 y 1 oz. (10 y 28 gr.), de acciones estrechas y vibrantes. Luego están las flutter spoon o “calzadores”, que bien podemos usarlas con éxito a jigging en momentos concretos, pero son cucharas por norma general más grandes y diseñadas para cubrir zonas más amplias de agua. Existe una gran variedad de jigging spoon en el mercado, muchas de ellas de diseño muy antiguo pero que siguen hoy día demostrando que el bass no entiende de adelantos tecnológicos, solo de reaccionar ante aquello que le motiva en un momento determinado. Los diseños son muy dispares, algunas completamente rectas otras con cierta concavidad, con estrías, martilleadas, lisas, etc.., pero todas ellas reúnen la misma finalidad, que es una acción basada en la vibración al realizar el movimiento jigging, con especial atención a la naturalidad cuando la cuchara desciende. Las más clásicas son alargadas normalmente con un anzuelo triple en uno de los extremos y anudada por el extremo contrario. Una derivación más moderna son las llamadas “Metal Vibration”, en el argot español conocidas como “chapas”, que se anudan por la parte superior, con dos anzuelos triples o dobles en la parte inferior, como un lipless pero de metal. Éstas están a propósito diseñadas para una pesca vertical y su potencial, a diferencia de las clásicas, reside en la fuerte vibración que produce durante la recogida. Casi todas las marcas modernas cuentan con algún modelo de estas metal vibration. Las hay específicas para bass aunque son efectivas para depredadores de todo tipo incluso marinos.

El bass suspendido a ciertas profundidades es sin duda la posición que presenta más dificultad para intentar su pesca. Cada pescador usará sus técnicas y artimañas para conseguirlo, pero una jigging spoon bien manejada puede ser realmente mortal en estos casos. Para pescarlos suspendidos con estas cucharas recomiendo, una vez realizado el trabajo de localización, dejar caer verticalmente la spoon justo debajo de donde se encuentran los peces, detenerla y levantarla con un tirón aproximadamente de medio metro, bajar la punta de la caña hasta que vuelva a caer y repetir la misma acción varias veces, con especial atención al efecto caída que producirá cuando destensemos la caña, a la más mínima alteración en la línea deberemos clavar para asegurar una posible picada. El proceder con las metal vibration será prácticamente el mismo que con basses suspendidos, solo que prestando mayor atención al efecto elevación que es donde obtendremos la mayoría de las picadas. En contrapartida las jigging spoon tienen el inconveniente de ser señuelos que se engancharán y perderemos con facilidad, para evitarlo, sobre todo cuando hay riesgo evidente de enganches, podemos sustituir el triple por un anzuelo simple con antihierbas. Un pequeño truco, una vez obtenida alguna picada con peces suspendidos es marcar la línea con un rotulador indeleble o marcador de línea para precisar a todos los efectos la profundidad más productiva.
Equipo
En cuanto al equipo de caña y carrete no hay mucho debate para realizar jigging con las dos versiones de una manera correcta, cada cual podrá usar la modalidad con la que se encuentre más cómodo. Yo aconsejaría equipo de spinning si usamos pesos ligeros hasta ½ oz., para pesos superiores emplear casting, pero más bien estará determinado por el gusto de cada uno. En cuanto a la caña una corta entre 6 a 6,6” pies, de punta rápida, nos dará más control y mayor contacto con el señuelo, de acciones medium o medium heavy dependiendo de la profundidad, peso del señuelo y presencia o no de estructuras. Un carrete de un ratio de recogida media como un 6.3:1 será el más recomendable y las líneas preferiblemente fluorocarbono o braid que nylon. Las líneas braid o trenzadas nos darán un plus de sensibilidad para pescar profundo, transmitiendo de una forma más directa todo aquello que ocurra al otro lado de la línea. Con estas líneas es conveniente anudar un bajo de unos 80 cm. de fluorocarbono de 12 o 14 libras. Es conveniente el uso de un quitavueltas cuando empleemos spoon de lo contrario, poco a poco se nos irá torciendo la línea por el continuo vaivén que imprimiremos en la acción jigging. Un detalle que muchas veces pasamos por alto es el estado de los anzuelos, con esta modalidad más si cabe debemos revisarlos, ya que la acción de clavado se complicará a medida que ganemos metros de profundidad.

Espero que estas nociones generales de la pesca a jigging os anime a intentarlo, pero recordar que para ello también tenemos que configurarnos mentalmente para acometer con coherencia una pesca diferente pero no por ello menos satisfactoria. Hasta pronto, buena pesca!!.
por César Pecellín
para la revista Federpesca n.Enero 2018.